Cuántas veces nos hemos dicho esta frase, o frases del estilo “Cuando tenga más dinero podré hacer lo que realmente quiero”, o “Siempre he querido tomarme un año sabático”, o bien “Si tuviese más tiempo podría hacer eso (eso que seguro que nos daría la felicidad total)”. Y como éstas muchas más, que más o menos tienen este formato: “Cuando consiga/haga/pase eso seré más feliz/estaré mejor/etc”. ¿Tienes alguna frase parecida en mente?
Acostumbramos a vivir en una realidad ilusoria en la que en el presente no nos sentimos totalmente satisfechxs pero nos consuela pensar que en un futuro, cuando alcancemos/hagamos/pase eso, seremos más felices. Y ese eso puede ser tener más autoconocimiento, tener más tiempo, tener más dinero, cuando hagamos más ejercicio… Pero realmente la felicidad que anhelamos, ¿llegará cuando consigamos/hagamos/pase eso?
Ahora mismo me encuentro cumpliendo un sueño, uno de esos sueños locos que creemos que al realizarlos toda esa sensación de insatisfacción se evaporará y seremos realmente felices, porque era eso lo que necesitábamos hacer para sentirnos completxs. Este año 2018 me armé de valor y conseguí dejar el empleo que tenía para tomarme un año sabático. También dejé la casa, ¿para qué quería seguir pagando el alquiler? Hice wwoofing durante tres meses en una finca ecológica de permacultura, y ahora mismo estoy en el otro lado del charco viajando “sola” (lo pongo entre comillas para remarcar únicamente que el viaje lo estoy realizando sin una persona conocida anterior al viaje, ya que en ningún momento he sentido el sentimiento de soledad). Ya llevo más de dos meses de viaje, y estoy realizando esta reflexión porque, estando en este viaje, cumpliendo mi sueño, sigo teniendo momentos con sentimientos de vacío, de confusión, de sentirme perdida, de no saber qué dirección tomar en mi vida… Antes del viaje pensaba que estos momentos me sucedían porque estaba viviendo una vida medio obligada, como si estuviese viviendo una vida con muchos aspectos que yo no había escogido. Y ahora que estoy viviendo esta vida que yo he elegido al 100% me siguen pasando estos pensamientos por la cabeza.
Total, que aquí estoy, en Colombia, a más de 8000km de distancia de mi casa y cumpliendo un sueño, y observando que aunque muchos postergamos esa felicidad que sabemos que tendremos cuando hagamos eso, realmente esa felicidad no la tendremos tampoco cuando tengamos eso. Si no la sentimos ahora es porque algo nos pasa en nuestra vida que no tiene que ver con lo que estamos haciendo sino con nosotrxs. Algo pasa en nuestro interior, hay algo ahí pendiente de ser solucionado, y solo lo podemos solucionar nosotrxs mismxs. Cambiar el entorno no cambia el problema, solo el escenario. Es lo mismo que beber una cerveza para “ahogar las penas”, momentáneamente parece haber una mejora, pero esa cosa sigue estando ahí, dentro nuestro, y no se irá si no la acogemos, si no le damos cabida entre nuestros brazos para saber qué quiere. Pero, ¿qué es esa cosa? ¿Y cómo la abrazamos? Se aceptan sugerencias.
Hay otra cosa que quiero destacar de todo esto, y es la sensación que algunas personas tenemos de que estamos viviendo una vida que no hemos elegido. Sí que la hemos elegido, en todas las decisiones que tomamos en nuestra vida, por ínfima que sea, desde tomar un café a no decirle al camarero que nos cambie la cucharilla porque está sucia, o a no actuar delante de un acto violento… en todas estas situaciones estamos eligiendo, y esas elecciones marcan el rumbo de nuestro camino y nuestra vida. En todo actuar o no actuar estamos eligiendo. En esos síes que realmente son noes, y en esos noes que realmente son síes… Cómo nos gusta engañarnos, faltarnos al respeto, no escucharnos… Que no, que no nos gusta, ¡pero lo hacemos! Todo esto lo estoy diciendo más para mi que para el mundo, pero, ¿alguien más se siente identificadx?
Sí, la vida es un camino, un constante aprendizaje, y poco a poco vamos aprendiendo. A veces me pregunto porqué estoy constantemente preguntándome estas cosas, pero estos pensamientos vienen a mi cabeza sin llamar a la puerta. De repente estoy unos días en el paraíso de las conciencias y de repente viene el señor Cuestionamiento y me inunda el mar de pensamientos con cuestionamientos de cosas que ya me había respondido y que de repente vuelven a no tener respuesta, y tengo que volver a realizar todo el proceso de darme espacio y recordarme (lentamente, no es cosa de unas horas, sino de un par o tres de días como mínimo) que eso de saber a donde vamos no es tan importante, que es mejor dejarse fluir en el día a día y disfrutar de las pequeñas cosas, y la vida ya nos irá llevando donde tenga que ser. Si vamos tomando pequeñas decisiones que sean sinceras con nosotrxs, el camino que iremos trazando será forzosamente el que queremos, ¿no?
Bueno, aquí termina mi segundo desgarre corporal en Viviendo en el Cuerpo. Se aceptan comentarios para crear un círculo de apoyo ante estos momentos de estar reflexivas, ahí arriba. Este viaje me está haciendo de espejo y me está enseñando muchas cosas :)
Quiero terminar con una frase que leí hace poco y que creo que la vida la puso delante de mis ojos para terminar con toda esta reflexión, y que seguro que nos ayudará a tomar las pequeñas decisiones del día a día respetándonos siempre: “Lo más valioso que tienes en esta vida eres tú misma”.
Un cálido abrazo, cuerperxs.
Lo que llevamos dentro
Eso que llevamos dentro se llama de diversas maneras y así como se llama de diversas maneras adquiere sus correspondientes o diferentes formas. Me alegra haber leído tu reflexión porque hoy mismo me ha venido la respuesta mientras trabajaba.
El esquema de la felicidad que has dibujado está claro. Hacemos eso para conseguir aquello. Pero, ¿qué hay dentro de nosotros que nos empuja a ello? ¿Por qué actuamos así?
La respuesta que he dado hoy es la siguiente: porque no sabemos estar satisfechos. Estamos llenos de deseos que anhelan cumplirse. Proyectos, ideas, pensamientos, retos, metas, objetivos… miles de deseos que se mueren por hacerse realidad y que cada día nos matan de mil maneras diferentes. Eso que hay que acoger, eso que nos mueve, nos llena, nos vacía y a la vez nos mata es el deseo. Esa cosa de dentro es el deseo, son los deseos de las personas las que habitan nuestro mundo interior. El deseo es siempre un querer y, este querer, este deseo, no es más que la semilla de la insatisfacción, la semilla de la cual brotan las plantas de la frustración, la decepción, la ansiedad… que son a su vez las plantas de la insatisfacción, de la infelicidad.
Entonces, si el deseo que nace de la insatisfacción es la semilla de nuestra infelicidad ¿cómo diantres hago yo para estar feliz cuando estoy lleno de deseos, cuando son los que me ponen en marcha?
Mi reflexión llega a una conclusión simple: ni más ni menos que estando SATISFECHO.
Hay que decirselo, creerselo e interiorizárselo: “estoy satisfecho, estoy satisfecha, no me falta nada, tengo mi cuerpo, habito en él, no me falta nada, estoy completo”.
Cada vez que el deseo me invade intento hacer este ejercicio, convencerme de que no quiero nada, convenvencerme de que estoy satisfecho.
Cuando el deseo llama a nuestra puerta creo que no tenemos que acogerlo tanto, ya que aporta más males que beneficios. Para concluir os digo lo que llevo pensando desde hace algún tiempo y que resume todo lo dicho anteriormente:
La felicidad llega cuando se suprime el deseo, no cuando éste se satisface.
Espero que mi reflexión os sirva de algo. ¡Me despido satisfecho y espero que vosotrxs también lo estéis!
Muuyyyyy interesante tu enfoque, Julen! Justo ayer estaba hablando con mi madre y salió el tema de la felicidad, y nos hicimos la siguiente pregunta: Realmente qué anhelamos, ¿la felicidad o estar en paz con una misma? Y creo que esto de estar en paz con nosotras mismas viene a ser ‘sentirse satisfecha’. Sí, sintiéndonos en paz con nosotras mismas, completas, sintiéndonos en nuestro cuerpo, apreciando lo que ya tenemos, nos sentimos satisfechas, y ya no hay ese deseo de calmar ninguna infelicidad, porque no tenemos infelicidad dentro :)
PD: Cómo se nota que eres hortelano jaja me ha encantado el ejemplo de las plantas
Gracias por responder con tanto entusiasmo Senda! Veo que algo te ha influido el enfoque. Al final lo más importante es eso, saber qué queremos jajaja
La cosa es que para mi estar en paz es sinonimo de felicidad.
Luego, reflexionando un poco más llegué a la conclusión de que los deseos que tengo me dan placer (si los cumplo) y que sufro si no los cumplo, de ahí la nefesidad de ponerles límite. Pero sigo reservando la palabra felicidad para la satisfacción con uno mismo, con estar en paz. Y no es que no haya infelicidad dentro, sino que dentro hay, precisamente felicidad :-D
Bueno, lío terminológico…
PD: la ya infinitamente manida poetica de las semillas y las plantas. Creo que seas hortelano o no te identificas con la idea de semilla ;-)
Hace tiempo que vengo dándole vueltas a las ideas que expones. Muchas veces es muy dificil discernir entre nuestros deseos reales o los deseos que nos vienen impuestos por la sociedad (como yo los llamo). No creo que sea malo tener deseos, sueños o metas, al contario, creo que nos hacen crecer como persona y despiertan inquietudes en nosotros mismos. Eso si, deben ser realistas y tangibles, de otro modo no conseguiremos otra cosa que sentirnos frustradxs. Totalmente de acuerdo en que se trata de un proceso lento en el que debemos aprender a escuchar nuestro cuerpo y sobretodo saber interpretar lo que nos dice. O como yo lo llamo: pensar con el corazón y no con la cabeza. Un saludo senda!
Cierto, los deseos que provienen del corazón son los que nos empujan a seguir avanzando y apreciando la vida. A mi también me gusta diferenciar nuestros deseos de los de la sociedad, aunque muchas veces cueste diferenciarlo!
Con este artículo pretendía destacar la insatisfacción oculta que muchos tenemos y que maquillamos con deseos, y que nos autoengañamos con que eso (que no sabemos que es) se irá cuando satisfagamos ese deseo, pero en realidad muchas veces lo que se esconde ahí dentro es una falta de amor que no sabemos como calmar.
Gràcies bonica!!!