Estos días de confinamiento en casa, con motivo del Coronavirus, están siendo un poco locos. No porque sienta que no puedo estar entre cuatro paredes, sino por todo el ruido que está surgiendo a nuestro alrededor a través de las redes sociales.
Parece que el mundo se ha vuelto loco. Tenemos la oportunidad de estar en casa, hacer todo eso que queríamos hacer, sentar a escucharnos, y hasta meditar si quieres, pero parece que lo único que se hace es estar enchufadxs al móvil u ordenador, compartiendo noticias que no sabemos ni si son verdad, difundiendo mensajes de miedo, retando a gente a compartir fotos, hablando más que nunca con todo el mundo, viendo series y pelis, haciendo clases online de cualquier cosa (tonificación, yoga, lo que sea), llenando así una agenda que siempre habíamos querido tener más vacía. ¿No queremos aprovechar este momento para regresar a nuestro interior?
¡Basta! Yo me bajo
Lo siento pero yo me bajo del tren. Ya me bajé a principios de semana. No podía soportar todo este ruido, estaba saturada de información. Como persona curiosa que soy, al empezar con este boom de videos en directo de gente que ofrece clases de lo suyo (en mi caso de yoga, porque a mi me interesa), al principio pensé “¡Qué bien! Voy a poder probar la clase de tal persona que está en Barcelona o EEUU o vete a saber dónde”. Me picaba mucho la curiosidad, porque son clases a las que hasta ahora no había podido acceder.
Pero me di cuenta que si intentaba atender todas estas clases, charlas y videos informativos, ¡me comía el día entero! Y yo quería tener ratitos para mí. Así que fui descartando clases, y videos, y directos, e instagram live… y, ¿con qué me he quedado? Conmigo misma, con mi silencio, con mis meditaciones y mi Sadhana (mi propia práctica de yoga y espiritual). Algún día sí que veo algún video informativo o practico la clase de otra persona, pero lo selecciono muy bien, y solo ése. Porque me gusta enriquecerme, ¡pero hasta cierto punto!
Empacho informativo
No sé a quién le escuché decir una vez que la información que recibimos actualmente en un año, es la que recibían nuestros antepasados en toda su vida. ¡En toda su vida! Nuestro cuerpo y nuestra mente no están preparados para recibir tantos inputs. Necesitamos tiempo para procesar toda la información, para contrastar si esa información va con nosotrxs, para poder decidir si algo nos gusta o no nos gusta.
Y también necesitamos tiempo para conocernos, sentir nuestro cuerpo, nuestro presente, y escuchar nuestros pensamientos. Necesitamos un poquito de cada, un poquito de adentro y otro poquito de afuera (aunque creo que necesitamos más de adentro, pero eso ya es cosa mía). Y ahora tenemos ese tiempo. ¡Aprovechémoslo!
Necesito tiempo de “adentro”
En este camino de escuchar mi cuerpo me he dado cuenta de que mi cuerpo es lento. Que ante un evento estresante necesito unos 2-3 días para volver a la calma total. Y con lo de “evento estresante” no me refiero a una pelea, o un despido, o una muerte de un ser querido, puede ser cualquier cosa que altere mi sistema nervioso, aunque mi raciocinio me diga que eso no es importante. Necesito tiempo para procesar la información, para vivir mis emociones, para saber lo que mi cuerpo quiere decirme. También necesito tiempo para decidir, para pensar lo que opino sobre algo…
Y muchas veces pienso: ¿realmente es que yo soy muy lenta, o es que los demás no son conscientes de las repercusiones que tiene en su cuerpo lo que pasa a su alrededor? ¿O es que soy demasiado sensible? ¿O a lo mejor los demás están un poco sedados y no son conscientes de ello? Sedados por sobreinformación, por exceso de actividad, por alcohol o por medicamentos. Realmente no lo sé. ¿Alguien más se siente un poco extraterrestre en esta sociedad frenética por la actividad?
Propuesta para regresar a nuestro interior
En este “apagón digital” que me he creado estoy meditando más. Si de algo me quejaba en mi día a día era que quería meditar más y hacer más yoga, así pues ésto es lo que estoy intentando hacer. Y me gustaría compartir contigo las meditaciones Metta de las monjas budistas de la Comunidad Dharmadatta, que hace tiempo que intento hacer de forma regular. Si te interesa, puedes realizar esta meditación Metta dirigida por mi (en catalán) o puedes registrarte en su página para poder acceder a las meditaciones (es gratis).
Son meditaciones de unos 30-40 minutos en las que se practica para cultivar el amor bondadoso. Para que nos demos cuenta de que el sentimiento de amor lo generamos nosotrxs dentro de nuestro cuerpo, por lo que solo depende de nosotrxs sentir amor u otra cosa. Somos nosotrxs los que decidimos que tal persona o animal nos despierte ese sentimiento de amor, por lo que la sensación de amor la generamos nosotrxs mismos. No sé si me explico.
Es una práctica muy interesante, pero eso no quiere decir que sea fácil. Creo que es un ejercicio muy bueno para practicar en estos días en los que el miedo corre como el aire, y es una práctica que nos obliga a reconectar con nosotrxs mismxs y a familiarizarnos más con el amor. Meditando Metta ayudamos a elevar nuestra frecuencia, la de los que nos rodean, la del planeta y la del universo. Es un trabajo interior muy poderoso. ¡Mucho!
Y tu, ¿qué haces estos días para regresar a tu interior?
Mi sensación total de estrés de tantos imputs, más traerse el trabajo a casa. Me siento como si no hubiera aprovechado estos días, arrasada por la riada de información. Esta semana empecé proceso de detox, y eso me ha llevado a sentir el ritmo de mi cuerpo y dónde estaba yo.. Ahora resintonizando. Agradecida por esta abundancia de opciones, escogiendo con amor.
Te entiendo muchísimo, yo a menudo también me siento arrastrada por toda esta información, y también siento que tengo que estar constantemente en alerta para marcar mis límites, y así permitirles a mi cuerpo y mente que sigan sus ritmos caribeños (jijiji lentitos y con mucho placer). Me alegra saber que estés resintonizando!! Me quedo con lo de “agradecer esta abundancia de opciones y escoger con amor”. Mil gracias! Un abrazo.